Una gran novedad de la obra es el idioma en que la escribió.
Por el tipo de tema y para su difusión entre ámbitos más cultos, la única
solución acertada era ni más ni menos que el latín.
Sin embargo, Dante se sirve del lenguaje vulgar florentino que ya había
utilizado en obras previas. Pero no se queda con él y recurre también a:
1) latinismos, galicismos, provenzalismos y préstamos de
varias otras lenguas;
2) lenguajes incomprensibles y extraños que han creado
muchos dolores de cabeza y discusiones desde hace siglos (y hasta hoy) al
intentar interpretarse (ej.: Pluto y Nembrod);
3) y neologismos, especialmente en la cántica del Paradiso.