Dante lee la inscripción en la puerta del Infierno y la atraviesan.
Encuentran en primer lugar a quienes no quiere recibir ni el Cielo ni el Infierno: son los pusilánimes que no se jugaron más que por sí mismos.
No merecen ni ser nombrados ni ser recordados, y por eso nada más tenemos que decir...
Los viajeros llegan a la orilla del Aqueronte; allí, multitudes de almas se amontonan en su orilla esperando a Caronte y su barca para atravesar el río. Cuando éste llega y encuentra a Dante, se opone a hacerlo cruzar con él, ya que será otra la barca que deberá llevarlo, pero Virgilio lo reprende, ya que así ha sido dispuesto por el Cielo y ellos deben avanzar.
Virgilio consuela a Dante explicándole que las palabras de Caronte significan que su destino es la salvación.
Se siente un gran temblor de la tierra, se levanta un fuerte viento y una luz rojiza que se ve. En ese momento, Dante pierde el conocimiento.
INFIERNO - CANTO III